Para muchas personas, una pequeña glándula de apenas 30 gramos situada en la parte frontal del cuello, justo debajo de la nuez, es la sospechosa habitual cuando buscan una explicación a su exceso de peso.
Este regulador del metabolismo con forma de mariposa es, para ellas, el origen de los kilos de más, o al menos eso es lo que aseguran los endocrinos, a quienes se les llenan las consultas de personas asegurando que “deben tener un problema de tiroides porque no logran perder peso”. ¿Pero de verdad es tan común esta enfermedad? La respuesta es no.
El tiroides puede funcionar lento y sin síntomas
Para entender la relación que guarda la glándula con el peso corporal hay que saber cuál es exactamente su función, a la que no hay que restarle importancia porque es fundamental para regular nuestro metabolismo. La tiroides se encarga de producir las hormonas tiroideas, conocidas como T3 y T4, las vuelca a la sangre y las reparte por todos los tejidos del cuerpo. Estas hormonas nos ayudan a utilizar la energía, a mantener la temperatura corporal y a que nuestro cerebro, corazón y otros órganos funcionen perfectamente.
Decimos que el tiroides no marcha bien cuando produce demasiada cantidad de estas hormonas (hipertiroidismo), por lo que el metabolismo se acelera, o muy poca cantidad (hipotiroidismo), que provoca justamente lo contrario.
Tu glándula tiroides es responsable de muchas de funciones críticas, así que es importante hacer todo lo que sea necesario para mantenerla saludable. Millones de personas sufren de tiroides ya sea hiperactiva o hipoactiva, lo cual significa que no puede realizar su trabajo de manera efectiva.
Hay cosas que puedes comenzar a hacer para asegurarte que tu tiroides esté funcionando de manera óptima.